Las intenciones del Ayuntamiento de Zaragoza en lo relativo a la implantación de un servicio de alquiler de bicicletas no parecen sino una repetición de las políticas de lavado de imagen a la que nos tienen acostumbrados. En una población cuya movilidad se orienta casi exclusivamente al transporte privado, resultan hasta cómicas este tipo de actuaciones.Debería tomarse con un marcado escepticismo elproyecto del Ayuntamiento de Zaragoza de implantar un sistema dealquiler de bicicletas similar a los que ya existen en las ciudades deBarcelona o París.
Los meses estivales de este año 2007 han contribuido a mejorar la imagen de la bicicleta en la ciudad. Cientos de zaragozanos se han decidido por este medio de transporte limpio y saludable para acudir a sus lugares de trabajo o de ocio. Sin embargo, este incremento en el número de ciclistas urbanos no ha tenido su repercusión en la calzada sino en las aceras, compartiendo el espacio con el peatón. Algo que mucha gente critica pero que tendría dos lecturas. La primera, que existe una parte no despreciable, aunque difícilmente cuantificable,de la población que quiere desplazarse en bicicleta pero que teme compartir la calzada con los automóviles. Un peligro que, a la luz de las estadísticas, es casi inexistente. La segunda, que existen opciones razonablemente rápidas y de bajo coste de transformar el modelo de transporte de la ciudad como es el uso compartido bici-peatón en aceras amplias o las zonas pacificadas -sectores de laciudad en que no se permita una velocidad superior a los 30km/h en la calzada-.
¿A qué nos lleva la primera de esas lecturas? Pues a considerar que la implantación de un sistema de alquiler de bicicletas en Zaragoza es similar a pretender correr un 'Tour' sin haberse comprado bicicleta.En una ciudad orientada principalmente al transporte privado, laimplantación del 'bicing' va a suponer un error que puede retrasar significativamente la incorporación al grupo de poblaciones que han comenzado a apostar por modelos alternativos de desplazamiento. Servirá, si acaso, para contribuir a dotar al equipo de gobierno de una imagen de preocupación ambiental que desaparece cuando se analizantodos los factores medioambientales que afectan, o son consecuencia,de sus políticas.
¿Y la segunda? A que al Ayuntamiento sólo le queda un camino posible:la apuesta decidida por un modelo sostenible de transporte que deprioridad a la bicicleta y al transporte público colectivo.
El 'bicing' es un excelente complemento a una ciudad orientada a unamovilidad sostenible y a campañas de sensibilización y promoción de la bicicleta. Zaragoza no reúne las condiciones necesarias, entre otras cosas, porque mientras que en otras ciudades se estaban realizando las acciones adecuadas, en la nuestra, la inoperancia de los diferentes equipos consistoriales no ha motivado sino un modelo de transporte inmovilista y no sostenible. Pruebas de ello han sido el fracaso dela "Mesa de la Bicicleta" o la chapuza del carril bici de Echegaray y Caballero. Mucho deberíamos temernos que el proyecto que nos ocupa supongamás de lo mismo.
1 comentario:
Si que es cierto... primero que se adapte la ciudad a la circulación segura en bicicleta, para el ciclista y el peatón. Una red de carriles bici, que comunique los barrios entre sí y con el centro. Y en paralelo sistemas de aparcamiento seguro o de bicicleta pública para quien no tiene bici o espacio para guardarla en casa y no la compra o la tiene relegada al pueblo.
Es imperativo, pensar que antes de un sistema de alquiler de bicis, se necesitan los carriles por donde circular, igual que a nadie se le ocurre hacer una estación de tren sin via o sin comunicación con otra ciudad.
Aprovecho para recordar que en Zaragoza, como en otras ciudades de Catalunya o Pais Vasco, funciona con poca fortuna,. principalmente por la desinformación del ayuntamiento, un sistema de parking gratuito que da servicio a unos poco privilegiados que nos tomamos la molestia de leer para que sirve.
Un saludo.
Publicar un comentario